El deporte no entiende de lógica algunas veces. Las heroicidades suelen emerger de momentos de crisis, como, por ejemplo, que un equipo que ha firmado capítulos de excelencia durante muchas temporadas se quede en shock porque la economía se encoge. Por motivos como ese, el título de la Copa de la Reina conseguido por el Burela FS femenino el pasado fin de semana, cuando las jugadoras alzaron por séptima vez el trofeo, trascendió lo deportivo. El mundo se detuvo en la cancha, en un colectivo mentalizado para bailar una vez más. Para respirar con fuerza el aire del que, quién sabe, podría ser el penúltimo episodio de la leyenda naranja. Eso sí, los recuerdos permanecen y las victorias también.
Pudo ser la Copa más enrevesada. De hecho, Cami, jugadora del equipo naranja, reconoce que «cuando iniciamos el viaje, estábamos tensas y preocupadas. Esa situación cambió cuando llegamos al hotel, cuando nos unimos más que nunca». Ourense, Poio y Melilla fueron hincando la rodilla ante el Burela FS, que finalmente logró un título que, según explica la propia Cami, pudo ser «el más complicado por la situación que estamos pasando y por la expulsión de Emily, que es muy importante para nosotras... Pudo ser el más difícil, pero también el más bonito».
Porque la victoria contra el Melilla no solo supuso una muesca más en el palmarés de un equipo acostumbrado a pelear por todos los títulos y conquistar muchos de ellos, sino también porque las vivencias de las jornadas que duró la competición y la importancia de lo humano en el deporte alcanzaron su máxima expresión. Así los expresa el técnico Julio Delgado, que comenta que «fueron cuatro días de mucho sufrimiento, pero vivir una situación así con esta gente es diferente. Me han sucedido cosas muy bonitas durante los casi treinta años que he permanecido en un club que he ayudado a construir. Y, con el paso del tiempo, se demuestra que he puesto mucho trabajo, pero también que el club me ha recompensado. Todo eso salió a relucir en la Copa de la Reina, que además coincidió con el Día de la Madre».
El éxito, uno más, del Burela FS femenino partió, según manifiesta el técnico, de un grupo de jugadoras que «lo ha puesto todo muy fácil». «Ya llevo muchos años. No encuentro palabras para motivarlas, porque entiendo que en esta situación necesitan apoyo. No sabía cómo hacer, pero hemos dejado el deporte a un lado y hemos puesto por delante las personas. He visto de nuevo el partido y he visto el sufrimiento de los goles. Se ha reflejado lo que veo en ellas, que son grandes personas, que viven esto muchísimo y que solo puedo estar agradecido», añade.
El futuro a corto plazo del Burela pasa ahora por centrarse en el campeonato de Liga. Pero, ¿qué sucederá más adelante? ¿Será la situación económica reversible? Julio Delgado afirma que «durante 27 años, me he sentido como en casa. Tengo dos hijos gallegos y se siente que lo que estamos viviendo es muy triste. Hemos superado muchas piedras del camino, pero este año nos ha caído un pedrusco. Sin embargo, nadie nos puede arrebatar lo que hemos vivido. No pienso en el futuro. Soy viejo y quiero disfrutar de la intensidad del momento. Voy a exprimir cada instante».
Cami también relata las sensaciones que vivieron en el vestuario: «Dijimos que no sabíamos quién se va o quien se queda, así que quisimos disfrutar como si fuera la última vez. No sabemos lo que va a pasar en el futuro, pero lo hemos dejado todo».
Ahora queda un nuevo baile, el de la Liga; tal vez el último. Pero la música de las heroínas naranjas seguirá sonando en la cabeza durante décadas.