Acuerdo histórico en Luarca para transformar la manzana de la imprenta y la metalgráfica: aquí todos los detalles sobre el futuro de una de las mayores ruinas de la villa
«Todas las actuaciones que se ejecuten encajarán en la legalidad urbanística, medioambiental y de Patrimonio», asegura el alcalde, que elimina un gran problema de seguridad «a coste cero» para las arcas municipales
Conocida popularmente como «la imprenta», la manzana de la Imprenta y Metalgráfica de Luarca es una de las ruinas históricas de la villa, en parte incluida (desde 2018) en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias. El taller litográfico, fundado por Ramiro Pérez del Río en 1906, cerró sus puertas en los años ochenta, mientras que Metalgráfica de Luarca, fundada por su hijo, echó la persiana en 1993. Comenzó entonces un proceso de declive de los imponentes edificios de la calle Barrionuevo, que ha traído de cabeza al vecindario, empresariado de la zona y diferentes gobiernos locales. El encabezado por Óscar Pérez, tras años de intenso trabajo, ha logrado finalmente un acuerdo para transformar la «manzana envenenada» de la villa.
Concretamente, la Junta de Gobierno Local acordó, el pasado 31 de marzo, la declaración en ruina de toda la manzana de edificaciones, a excepción del antiguo matadero (edificio municipal que utilizan los servicios de limpieza) y el aserrado, en actual funcionamiento. «Esta es, sin duda, la operación más importante en la que este gobierno se vio inmerso en estos años, en lo que al tránsito de vehículos se refiere. Es la operación perfecta, porque se despeja un espacio que lleva décadas siendo insalubre y peligroso y, por otro lado, se genera actividad económica», cuenta el regidor a AQUI DIARIO.
Pérez nunca ha ocultado su empecinamiento en eliminar la mole de hormigón, marcándolo incluso como «punto número uno» de su actual mandato. Diplomacia y un buen equipo de técnicos, sumado a la disposición de los inversores, ha sido la clave para que Luarca pueda escribir finalmente un nuevo capítulo en el entorno de la Casa Guatemala. Donde, todo indica, se ubicará finalmente un aparcamiento privado de uso público.
«Este gobierno local ha trabajado para encajar las piezas del puzzle. Ese es nuestro papel. A coste cero para las arcas municipales se consigue eliminar esta ruina y, a la vez, se genera una operación empresarial que supondría la solución definitiva al problema de aparcamiento en el caso urbano de Luarca», destaca el regidor.
Con más de quince propietarios, llegar a un acuerdo no ha sido fácil. Pero, en el Ayuntamiento celebran que este acuerdo es, en esencia, muestra de sintonía. «La declaración de ruina es el resultado de las operaciones que está llevando a cabo el Ayuntamiento de manera consensuada con una parte mayoritaria de los propietarios, con el objetivo de que se restauren las partes que sea posible, los elementos protegidos, y se demuela el resto. Todo ha sido pactado y los propietarios ya han asumido la declaración», confirma Pérez.
La protección de elementos culturales frenó, en 2018, un intento de demolición por parte de la anterior corporación, encabezada por Simón Guardado. Por eso, ahora, Pérez tranquiliza: «Todas las intervenciones que se plantean y se vayan a plantear tienen que encajar con la legalidad urbanística, medioambiental y de Patrimonio. Es decir, no habrá cambios en el planteamiento urbanístico por parte del Ayuntamiento, ni se pedirán excepciones a Confederación Hidrográfica del Cantábrico ni a Patrimonio».
Se hará, pues, lo que encaje. Y eso es, un espacio de aparcamiento privado de uso publico (y para usos culturales, por ejemplo, para albergar mercados) que rondaría, aproximadamente, las 220 plazas (a solo tres minutos de la plaza del Ayuntamiento). Ante la duda: según los criterios de inundabilidad para la zona no se permite que esta acoja usos residenciales, pero sí de aparcamiento.
Según técnicos independientes consultados por este diario, se estima una inversión global para transformar la manzana de alrededor de 1,5 millones de euros. En base a «los metros cuadrados de la demolición por precio y, luego, la adecuación de un aparcamiento en raso».
«Declarar en ruina la zona es un paso previo para que todo quede despejado. Es la orden de limpiar el espacio y ahí estamos. Luego se pasará a la siguiente fase, que es la configuración del espacio. Avanzamos con solidez y equilibrio y, es posible, que en un año pudieran estar concluidas ambas operaciones», avanza el alcalde; que también proyecta una rotonda frente a la Casa Guatemala para permitir una circulación fluida en el área de la renovada manzana.