El «San Isidro» más auténtico se vive en los Oscos: así fue la xuntanza de madrileños y asturianos entre calamares y chotis

Algunos de los organizadores y participantes del San Isidro en Vilanova de Oscos. Foto: Á. Rodríguez

El colectivo tras la ‘Festa dos Frailes’ organizó la cita para recaudar fondos, con los que sufragar uno de los festivales más populares de la comarca, que vuelve el 9 de agosto

San Isidro labrador, patrón madrileño, bien podía ser asturiano, por aquello de su vinculación al verde, al campo y la tierra fértil. La conexión parece evidente, a pesar de los kilómetros, y como, muchas veces, sí es cuestión de voluntad y filosofía, este jueves, hubo un rincón en el Occidente asturiano conquistado momentáneamente por Madrid. Y no, tampoco tiene playa. 

Con la capacidad única de los pueblos para encontrar nexos comunes y acoger, celebraron ayer madrileñas y asturianos, asturianas y madrileños, la especial festividad de San Isidro, en el Ecomuseo del Pan de Santa Eufemia (Villanueva de Oscos). Orquestada por el colectivo vecinal tras la gran ‘Festa dos Frailes’, la celebración buscaba recaudar fondos para el mítico festival que regresa este próximo 9 de agosto. Y, como todo lo que organiza «Frailes», sirvió, de paso, para que el vecindario disfrutase de un tardeo de lujo, entre claveles y bocadillos de calamares. 

Vaya si sirvió, que hasta algunas madrileñas de cuna se vistieron por primera vez el traje de chulapa. Es el caso de Bárbara Megías, afincada hace años en la comarca Oscos-Eo, que lucía ayer clavel, parpusa y falda hecha a medida. Con clásicos de fondo como La Violetera, que también coreaban los asturianos, la celebración reunió un buen puñado de vecinos también de Santalla y San Martín de Oscos. Todo sea por la «chulería». No faltaron tampoco las bravas ni la clase improvisada de chotis. 

Ana Rubio durante la clase improvisada de chotis, en el Ecomuseo del Pan de Santa Eufemia (Villanueva de Oscos). Foto: Á. Rodríguez 

El colectivo vecinal que organiza la ‘Festa dos Frailes’ es responsable, en buena parte, de que se logrará la ansiada restauración de algunas partes del Monasterio de Santa María de Vilanova, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1991. Fundado en el año 1137 por el rey Alfonso VII y su esposa Berenguela, como cenobio de monjes benedictinos, pronto pasó a la orden de San Bernardo, siendo uno de los tres monasterios cistercienses que hubo en Asturias. Durante siglos fue el centro de organización del espacio agrario y económico de esta zona del occidente asturiano, con extraordinaria relevancia también en el ámbito de la cultura. 

Era 2015, hace ya diez años, cuando los «nuevos frailes» trataron de devolverle el título de centro cultural del pueblo, organizando el primer festival. «Queríamos que las miradas de los que pueden se posaran sobre esta joya preciosa que parecía olvidada. Y foi», celebran hoy en Villanueva. Al fin, después de varios años de parón por las obras en la abadía, este 9 de agosto, volverán a lucirse los hábitos marrones por el claustro. 

Rodrigo Cuevas actuando en la cuarta edición de la Festa dos Frailes, 2018, en el monasterio de Villanueva de Oscos. Foto: Festa dos Frailes 

Y es que, transitar por él es ya seguro desde la renovación de la techumbre, y la aplicación de diferentes tratamientos de coronación de los muros del edificio, así como la mejora de varias partes de la estructura de la cubierta. El ejecutivo regional ha invertido más de 1,2 millones de euros en estas obras (que terminaron el pasado septiembre) para devolver parte de su esplendor al monasterio. De ello se encargan también los «nuevos frailes y fieles» de la zona. 

Progresivamente, y hasta 2009, el Principado se fue haciendo con la propiedad de la mayor parte del monasterio, suscribiéndose en 2017 un convenio de cesión del conjunto al Ayuntamiento de Villanueva de Oscos para que, durante cincuenta años, este lo gestionara «y adecuase a un uso concreto al servicio del concejo».