Ante los retos climáticos, Rocío y su pareja Javi han decidido diversificar su negocio abriendo apartamentos turísticos Abres. Este proyecto busca ofrecer experiencias auténticas de vida rural y complementar la producción agrícola, asegurando la viabilidad de su empresa en un contexto de cambio climático.
En 1991, la familia de Rocío Martínez se embarcó en el cultivo de fabas en Abres. Lo que comenzó como una pequeña iniciativa ha florecido a lo largo de los años, convirtiéndose en un próspero negocio que actualmente abarca más de cuatro hectáreas de terreno. La mayor parte de la producción de faba de la familia está certificada por el Consejo Regulador de Faba Asturiana, y se vende principalmente a envasadoras pertenecientes a este consejo.
El éxito alcanzado les permitió dar un paso adelante y crear su propia marca, FabEo. Rocío explica que “envasamos sacos de un kilo o de medio kilo con destino al consumidor final y con la contraetiqueta de la IGP. También hacemos envases destinados a la hostelería, de cinco o diez kilos, y además vendemos a granel a las envasadoras de la IGP”. FabEo ha logrado establecer una presencia destacada combinando la venta directa con la distribución a través del Consejo Regulador.
La dedicación y pasión de Rocío por la agricultura no siempre fue su único foco. Habiendo estudiado administración y finanzas, Rocío combinó su formación académica con las labores agrícolas y ganaderas familiares. Este esfuerzo continuo la llevó en 2013 a realizar una incorporación agraria, consolidando su compromiso con el sector agrícola.
En 2019, su pareja Javi también se incorporó al negocio, formando la sociedad actual. La empresa no solo ha tenido éxito en la producción de fabas, sino que también ha diversificado sus actividades. Ante la inestabilidad del clima y su impacto en la agricultura, Rocío y Javi decidieron explorar el turismo rural. En julio de este año, tienen prevista la apertura de dos apartamentos en su aldea, al lado de la iglesia, con el objetivo de ofrecer a los turistas una experiencia auténtica y vinculada a la vida rural.
Rocío siempre ha tenido un interés por el turismo y cómo se integra con la vida rural. Inspirada por la gestión de otras experiencias similares, vio el potencial en su propia aldea. “En una cosecha especialmente buena en 2020, aprovechamos la oportunidad para comprar una casa cercana y comenzamos a desarrollar nuestro proyecto turístico con el apoyo de ayudas y subvenciones. La idea es que los huéspedes puedan participar en las actividades agrícolas como la recogida de fabas, y disfrutar de la tranquilidad y belleza del entorno natural. En un futuro nos gustaría ofrecer visitas guiadas para los huéspedes y los turistas en general”.
Además de los apartamentos turísticos, Rocío y Javi han diversificado su oferta con servicios agrarios para la limpieza de fincas, respondiendo a la demanda local y garantizando empleo durante todo el año. Esta versatilidad es clave para enfrentar los retos que presenta el cambio climático y la variabilidad de las cosechas.
La producción de fabas de Rocío se caracteriza por su enfoque artesanal y de alta calidad. “Lo que más caracteriza a nuestra faba es que es un producto muy artesano. Se trabaja mucho con las manos, las recogemos manualmente, vaina por vaina. Las selecciona la máquina, pero las que pasamos con marca propia las selecciono yo manualmente”, explica Rocío. Este cuidado y dedicación han sido reconocidos con varios premios de calidad certificada.
En cuanto al futuro del sector agrícola, Rocío ve con preocupación la dependencia del clima, especialmente con los efectos del cambio climático. Sin embargo, ella y su familia están comprometidos a seguir adelante, combinando FabEo con el turismo rural y otros servicios agrarios para asegurar la sostenibilidad de su negocio.
